La endometriosis es una enfermedad común y que en algunos casos afecta a la fertilidad, tanto es así que hay estudios que dicen que entre el 25 y el 50% de las mujeres infértiles la sufren.
Dos de los grandes problemas de esta enfermedad son que por un lado es frecuente y por otro tiene diferentes formas de manifestarse. Sus manifestaciones pueden ir desde no dar síntomas hasta limitar la vida de la mujer de forma muy importante. Todo esto hace que su diagnóstico y tratamiento sean complicados.
Para ayudarte a comprender mejor y que puedas detectar los síntomas de la endometriosis y ponerle freno cuanto antes, te presentamos este artículo.
Primero te hablaremos sobre qué es la endometriosis, tipos, causas, sus síntomas, prevención, su diagnóstico y por último los posibles tratamientos.
¿Qué es la endometriosis?
La endometriosis es una enfermedad que consiste en la presencia de endometrio fuera del útero.
El endometrio es el tejido que forma la capa interna del útero. En cada ciclo parte del endometrio por acción hormonal se descama y es lo que en la mujer produce la menstruación.
Pues bien, la endometriosis se produce cuando el endometrio aparece en otras zonas diferentes a su localización habitual, siendo las más probables zonas muy cercanas como los ovarios, y en ocasiones otras zonas del área pélvica como el intestino o el recubrimiento de la pelvis (peritoneo).
La aparición de endometriosis puede ser en forma de pequeños implantes diseminados, nódulos localizados, quistes en el ovario (llamados quistes de chocolate por su color característico) o bien en forma de adherencias.
¿Qué tipos de endometriosis hay?
Generalmente se distinguen dos tipos de endometriosis:
La endometriosis interna, en la cavidad pélvica. La zona más frecuentemente afectada suelen ser los ovarios en forma de endometriomas o bien el mismo útero afectando a sus paredes (miometrio).
La endometriosis externa, que es cuando el endometrio puede aparecer en cualquier otro órgano del cuerpo fuera del área pélvica, siendo los más corrientes lo que están más cerca de ella tales como el intestino o el recto, pero habiendo ocasiones en los que aparece en áreas mucho más alejadas.
Médicamente cualquier tipo de endometriosis puede tener una sintomatología muy variada ya que en ocasiones grandes lesiones no dan apenas síntomas mientras que pequeñas lesiones pueden provocar un gran malestar a la mujer.
La primera estimación que nos dan los números es que aproximadamente el 10% de las mujeres en edad fértil la sufren, siendo lo más frecuente entre los 30 y los 40 años.
Factores de riesgo para sufrir endometriosis
Estar en edad fértil, ya que es cuando hay una carga hormonal mayor.
Si tienes mucho dolor durante los ciclos menstruales (dismenorrea) es posible que tengas endometriosis.
No haber tenido hijos puede empeorar la sintomatología. En general tras los embarazos los síntomas mejoran.
Factores que disminuyen el riesgo
El consumo de tabaco, aun siendo muy perjudicial para la salud, se ha visto que las mujeres no fumadoras padecen más endometriosis.
Tomar anticonceptivos orales también ha demostrado que disminuye el riesgo de sufrirla, actuando como método de prevención.
Por otro lado, el mecanismo por el cual se produce la endometriosis no es único, hay varias teorías que explican por qué el endometrio se encuentra en otra localización diferente a la habitual.
Probablemente no haya una única causa si no una suma de varias de ellas.
Los síntomas más típicos
La endometriosis suele tener unos síntomas diversos, pero con frecuencia se repiten algunos de ellos, los más comunes son:
Entre 7 y 15 días antes de la menstruación puedes sufrir dolor en la parte baja del abdomen, lo que podría interpretarse como que te “duelen los ovarios”.
Dolor durante los días del periodo, en distintas intensidades.
Puedes sentir dolor durante o después de tener relaciones sexuales.
Si tienes tendencia a sufrir dolor lumbar o pélvico en ciertos momentos del ciclo también puede ser un síntoma de endometriosis.
También puedes tener dolor durante la menstruación en la parte baja del abdomen, y ese dolor puede ser continuo y sordo o agudo, incluso presentarse en forma de calambres y dolor de piernas.
Puedes tener alteraciones menstruales, normalmente se presenta con ciclos cortos(menos de 27 días) y con sangrado abundante (7 días o más), incluso con hemorragias entre menstruaciones.
Otros síntomas que estén relacionados con la situación del endometrio, es decir, si te afecta a la vejiga, es normal que tengas una mayor frecuencia al orinar o incluso alguna infección, si te afecta al intestino puedes tener diarreas, estreñimiento o dolor que además lo normal es que aumenten en durante la menstruación, al acumularse mayor cantidad de endometrio en las zonas afectadas.
Y, el mejor de todos que lo hemos sacado de la lista por motivos obvios: ¡Puedes no tener ningún síntoma en absoluto!
Endometriosis y su diagnóstico
Antes de hablarte del diagnóstico en sí, queremos contarte cuál es el planteamiento más extendido sobre cómo se produce y se desarrolla la endometriosis:
El hecho ocurre al desprenderse las células del endometrio durante la menstruación, alguna de ellas al desprenderse no se expulsan, sino que van hacia las trompas de Falopio y, a partir de ahí, pueden tener movilidad para ir hacia otros lugares, siendo los más probables sitios cercanos del área pélvica.
Una vez allí está algo menos claro qué ocurre, pero gran parte de la comunidad científica piensa que debido al sistema inmune de cada persona puede estimular al crecimiento de estas adherencias y, al no expulsarse con la siguiente menstruación ya que están en un lugar extraño, van multiplicándose.
Por otro lado, parece ser que la endometriosis tiene un componente genético, ya que si un familiar directo (madre o hermana) ha sufrido o sufre de endometriosis tendrás unas seis veces más probabilidades de que te ocurra.
Las pruebas diagnósticas
Ahora te vamos a contar algo más sobre las pruebas diagnósticas más frecuentes para detectar la endometriosis: examen ginecológico con exploración pélvica, resonancia magnética, la ecografía transvaginal, la laparoscopia pélvica diagnóstica, y pruebas de analítica sanguínea complementarias.
Del examen pélvico, poco te vamos a contar porque estamos seguros que sabes perfectamente lo que es, ya que la inmensa mayoría de las veces que vas a tu ginecólogo te va a realizar un examen de este tipo más o menos completo.
Sobre la ecografía transvaginal es una prueba no invasiva, como todas las ecografías, y sirve para detectar la endometriosis en un área muy especializada: los ovarios.
De hecho, es muy utilizada para detectar quistes en los ovarios, pero para otras localizaciones seguramente deberemos realizar otro tipo de pruebas. Una de ellas es la laparoscopia pélvica, que es una técnica más invasiva ya que nos permite ver dentro de la cavidad del abdomen gracias a un par de pequeños orificios, y se ven de primera mano las lesiones producidas y el estado de la endometriosis, incluso se pueden recoger muestras para su análisis.
Gracias a esta prueba se puede detectar la endometriosis con una máxima fiabilidad. Sin embargo, hoy en día la laparoscopia se reserva para aquellos casos en los que se quiera confirmar el diagnóstico y a la vez eliminar los focos de endometriosis.
También, en ciertos casos, se puede considerar realizar una resonancia magnética para confirmar el diagnóstico.
Tratamientos, pronóstico y prevención
Por último, en este artículo te vamos a contar algo más sobre los distintos tratamientos, el pronóstico y la prevención.
Tratamientos para la endometriosis
Hay cuatro grandes áreas de tratamientos para la endometriosis:
Tratamiento de analgésicos
Es muy indicado para casos de endometriosis leve, ya que lo único que se consigue con él es aliviar el dolor y los cólicos de sufrirlos.
Para ello la piedra angular del tratamiento son los medicamentos, tanto analgésicos con receta como de venta libre.
A esto le suelen acompañar dos elementos que te serán familiares en prácticamente todos los tratamientos: Ejercicio y relajación.
Gracias a ello y a exámenes periódicos conseguirás mejorar mucho.
Tratamientos de hormonas
Es un tratamiento muy común para la endometriosis y se pueden usar complejos hormonales por vía oral, por inyecciones o incluso por aerosoles.
La pega de este tratamiento es que mientras dure no te podrás quedar embarazada, pero una vez termines el tratamiento o se interrumpa sí.
Entre lo más común en este tratamiento están:
Píldoras anticonceptivas
Progesterona, ya sea en pastillas o inyecciones.
Los medicamentos análogos de las gonadotropinas.
Por supuesto, estos tratamientos siempre debe recetarlos y controlarlos tu médico.
Cirugía para eliminar áreas afectadas
En los casos en los que hay que realizar cirugía la primera opción siempre es la cirugía conservativa, que se basa en extirpar las áreas afectadas por la endometriosis intentando conservar la mayor parte del tejido sano.
El objetivo de esta cirugía es recuperar las características más normales posibles de la pelvis y toda su área, incluyendo por supuesto el útero y los ovarios.
Existen otros tratamientos radicales como la extirpación de los ovarios hoy en día en desuso ya que, aunque mejoran la calidad de vida de la mujer, le impiden la posibilidad de ser madre con sus propios óvulos.
Este tratamiento se realiza sólo en casos muy graves y suele ser la última opción, ya que después de este tratamiento tal como te hemos dicho no será posible un embarazo.
Pronóstico
Dependiendo del tratamiento utilizado el pronóstico es variable, por ejemplo:
Cuando se realizan tratamientos analgésicos, de hormonas o laparoscopia no se cura la endometriosis, pero normalmente se alivian los síntomas parcial o totalmente durante un tiempo indeterminado, normalmente años.
Al realizar cirugías más agresivas, la posibilidad de cura es mayor, pero es una técnica invasiva e irreversible en algunos casos.
Prevención de la endometriosis
El sistema de prevención clásico de la endometriosis son las pastillas anticonceptivas que, si bien no quitan la posibilidad de sufrirla, sí que te ayudan a prevenir o a retrasar la enfermedad.
Por otro lado, llevar una vida activa y realizar ejercicio puede ayudarte también en su prevención, como vimos en la sección para los factores de prevención.
Si llegaste al final de este post te queremos pedir algo: Cuéntanos tu caso en los comentarios, nos comprometemos a responderte, ¡no dejes pasar esta oportunidad! Si lo prefieres, también puedes consultar la sección de preguntas frecuentes.