Se acercan las Navidades y con estas fechas también las comidas familiares y los encuentros con amigos. Es un momento para compartir más tiempo con ellos y, precisamente por ello, se plantea a menudo una cuestión: ¿es adecuado o no explicar que se tiene un problema de infertilidad? Decidir si contar o no que se sigue un tratamiento de fertilidad (TRA) puede ser complicado.
Algunas personas tienen muy claro que su fertilidad es un asunto estrictamente personal y que no lo van a compartir con nadie. Sin embargo, otras piensan que es mejor sacar lo que llevan dentro y contarle a todo el mundo lo que ocurre. Realmente no hay una opción correcta o incorrecta, sino que tanto el contarlo como el mantenerlo en la intimidad incluyen ventajas e inconvenientes.
Si te encuentras en un punto intermedio entre estos dos extremos, puede que sea bueno expresar tus sentimientos. A veces por miedo a resultar monotemáticos y otras veces por no tener ganas de hablar sobre lo que está provocando el daño, se atraviesa por un problema de infertilidad en soledad.
No comunicar las emociones y sentimiento puede conducir incluso a la depresión. Por eso, es fundamental tener a alguien con quien poder hablar abiertamente. Si no sabes cómo dar el paso, en este post te damos algunas recomendaciones.
Sin miedo a abrirse
Aunque la infertilidad es un problema de salud universal, a menudo se vive de una forma muy personal y bajo un posible sentimiento de culpa subyacente de ¿por qué me pasa esto a mí? A veces, pensamos que el resto del mundo no puede ni sabe entender por lo que se estamos pasando y eso provoca miedo a abrirse a los demás. A veces también se oculta por no saber cómo afrontar la noticia y por lo que puedan opinar los demás si se lo contamos. Pero, no hay nada de lo que avergonzarse y el apoyo externo nos será de mucha ayuda, sobre todo a la hora de mitigar las consecuencias del estrés.
Es una decisión de dos
Si vives un TRA en pareja, contarlo o no es una decisión de dos y es importante llegar a un acuerdo común en función de las circunstancias personales de cada uno. Es importante elegir quienes van a ser esas personas: padres, hermanos, amigos, compañeros del trabajo…
Elegir a quién se lo contamos
El primer paso es buscar bien a las personas a quién se lo contamos. No hay un número de personas concreto, pero es recomendable que por lo menos haya una persona cercana a la pareja que lo sepa, a la cual poder expresar todas las emociones y preocupaciones para que pueda aportar un punto de vista más objetivo.
Para tomar la decisión es importante percibir que las personas a las que se lo vamos a contar nos hacen sentir cómodos y por tanto deseamos tener su apoyo. Es decir, tener la confianza suficiente como para poder expresarles la manera en la que deseamos que nos ayuden. El objetivo es obtener ese apoyo emocional, pero evitando la otra persona considere esto como una desgracia y, mucho más aún, que puedan juzgarnos o culpabilizarnos de alguna manera.
Compartirlo con amigos del entorno más cercano y familiares puede quitarte un peso de encima y, por lo general, se esforzarán por ser comprensivos.
Somos los dueños de la información
Muchas personas expresan su miedo a que, si lo cuentan, su entorno esté continuamente preguntándoles y eso puede generar un estrés adicional y presión. También les agobia pensar que pueda dar pie a preguntas indiscretas o que no quieran contestar. Pero, no hay que olvidar que somos nosotros, y no los demás, los dueños de la información.
Hay que tener claro que no todas las personas reaccionarán de la misma forma y que no podemos controlar esa conducta, pero sí tener claro decidimos qué contar y qué no en cada momento. Esto es importante transmitirlo: yo manejo la información y mis emociones. Todo el apoyo que nos brinden es bienvenido, pero si algo molesta debemos expresarlo sin ningún tipo de problema, puesto que existe una relación basada en el cariño y la confianza.
También es importante recordar que contarlo no debe significar la intromisión en nuestra vida privada, sino un factor de protección.
Ayuda psicológica ante un TRA
La infertilidad a menudo va ligada a un desgaste psicológico que necesita ser abordado desde un enfoque multidisciplinar. Por ello, una buena opción es acudir a terapia psicológica. Si sientes que la situación está sobrepasándote, no dudes en ponerte en manos de expertos. En Barcelona IVF, contamos con un equipo de psicólogos con gran experiencia en el campo de la fertilidad que ayudan a las parejas en TRA a gestionar siempre de la forma más adecuada, las emociones que surjan durante todo el proceso.