El Impacto de las Hormonas en la Fertilidad: Consejos y Avances Médicos desde la Perspectiva de un Experto

01 / 04 / 2025

Entrevista Dra. Pilar Carrillo

Las hormonas juegan un papel fundamental en la salud reproductiva y cualquier alteración en su equilibrio puede afectar la fertilidad. Desde condiciones como el hipotiroidismo hasta la insuficiencia ovárica precoz, los trastornos hormonales pueden influir en la capacidad de concebir y en el éxito de los tratamientos de reproducción asistida .

Para comprender mejor esta relación y conocer los últimos avances médicos, hemos hablado con la Dra. Pilar Carrillo, ginecóloga especialista en fertilidad y reproducción asistida, quien nos explica cómo ciertos desequilibrios hormonales impactan la fertilidad, qué pruebas ayudan a evaluarlos y qué estrategias pueden optimizar las probabilidades de embarazo.

¿Cómo afectan los trastornos hormonales, como el hipotiroidismo o la insuficiencia ovárica precoz, a la capacidad de concebir?

Los trastornos hormonales, como el hipotiroidismo y la insuficiencia ovárica precoz (IOP), pueden afectar significativamente la capacidad de concebir debido a su impacto en el equilibrio hormonal y la función reproductiva. Empezamos a hablar del hipotiroidismo que es una disfunción endocrina caracterizada por una insuficiencia en la producción de hormonas tiroideas por parte de la glándula tiroides. Estas hormonas son esenciales para regular el metabolismo y otras funciones del cuerpo, incluidas las relacionadas con la fertilidad. 

El hipotiroidismo puede causar ciclos menstruales irregulares o amenorrea (ausencia de menstruación), ya que la deficiencia de hormonas tiroideas puede alterar la liberación de la hormona estimulante de la tiroides (TSH) y otras hormonas reguladoras como la hormona luteinizante (LH) y la hormona folículo estimulante (FSH). Esto puede interferir en el desarrollo folicular, comprometiendo la ovulación y por ende la concepción. Además, en algunos casos el hipotiroidismo puede asociarse con un aumento en los niveles de prolactina, una hormona que inhibe la ovulación, haciendo que la fertilización no sea posible. Además, en los casos en los cuales se logra la concepción, el hipotiroidismo no tratado puede aumentar el riesgo de aborto espontáneo. Por ello, siempre antes de una gestación vamos a estudiar la funcional tiroidea para asegurarnos que no exista ningún desequilibrio que precise tratamiento. 

Otra situación diferente es la insuficiencia ovárica prematura (IOP), también conocida como fallo ovárico precoz. Se trata de una condición clínica caracterizada por la pérdida de la función ovárica antes de los 40 años. En esta condición, los ovarios dejan de funcionar adecuadamente, lo que resulta en una disminución o ausencia de la producción de hormonas sexuales femeninas (como los estrógenos) y una ausencia del desarrollo folicular mensual, lo que lleva a la interrupción de los ciclos menstruales. 

A diferencia de la menopausia, que ocurre naturalmente en mujeres mayores de 50 años, la insuficiencia ovárica prematura implica una disfunción temprana del ovario. Esta condición puede asociarse con síntomas similares a los de la menopausia, como sofocos, sudores nocturnos, sequedad vaginal, y alteraciones en el estado de ánimo. Además, puede provocar infertilidad, ya que la ovulación no ocurre de manera normal. La insuficiencia ovárica prematura puede ser causada por una variedad de factores, incluyendo enfermedades autoinmunes, trastornos genéticos, tratamientos médicos como la quimioterapia o la radioterapia, y factores ambientales. El diagnóstico se realiza mediante pruebas hormonales que muestran niveles elevados de la hormona estimulante del folículo (FSH) y bajos niveles de estrógenos. El tratamiento puede incluir la terapia hormonal sustitutiva para aliviar los síntomas derivados del hipoestrogenismo. En los casos en los que se busque el embarazo, existen opciones como los tratamientos de donación de óvulos , que nos pueden ayudar a cumplir el sueño de ser madre.

En relación con la adenomiosis, ¿cómo influye esta condición en la salud reproductiva de las mujeres?

La adenomiosis es una condición ginecológica benigna en la que el tejido endometrial invade la pared muscular del útero, conocida como miometrio. Esta invasión puede provocar un engrosamiento del útero y alteraciones en su contracción y distensibilidad, lo que puede afectar la salud reproductiva de las mujeres. Las mujeres con adenomiosis pueden experimentar ciclos menstruales dolorosos, sangrados menstruales abundantes y dolor pélvico crónico. Además, la presencia de adenomiosis puede dificultar la implantación del embrión, aumentar el riesgo de aborto espontáneo y complicaciones durante el embarazo. Actualmente, podemos diagnosticar esta condición de manera muy efectiva mediante una ecografía ginecológica transvaginal especializada. Es fundamental realizar un diagnóstico correcto para poder adaptar los protocolos de tratamiento y ofrecer los mejores resultados posibles. Asimismo, será clave llevar a cabo un seguimiento personalizado una vez logrado el embarazo.

¿Qué importancia tiene la hormona antimülleriana (AMH) en la evaluación de la fertilidad y cómo se mide?

Hoy en día, la hormona antimülleriana (AMH) es una de las hormonas más conocidas en las consultas de ginecología. Se trata de un parámetro extremadamente útil para los ginecólogos que nos dedicamos a la reproducción asistida, pero también es fuente de ciertos malentendidos en la población femenina en edad reproductiva. Ante esta realidad, creo que es muy importante aclarar el valor y la información que nos trasmite este parámetro. La AMH es una sustancia producida por los folículos ováricos, que son estructuras que contienen al ovocito en su interior. Su medición en sangre se ha vuelto clave para evaluar la reserva ovárica de la mujer. Todas las mujeres nacemos con una cantidad determinada de óvulos en los ovarios, conocida como nuestra reserva ovárica, y sabemos que, de manera totalmente normal, esta reserva va disminuyendo progresivamente con la edad. Este proceso se acelera a partir de los 35 años y, nuevamente, a partir de los 40. La AMH es un parámetro excelente para evaluar la posible respuesta a una estimulación ovárica. Es decir, cuando administramos medicación hormonal para estimular el ovario, nos ayuda a estimar cuántos óvulos podríamos recuperar. Esta información nos permite diseñar los protocolos de estimulación de manera personalizada y también a reducir riesgos y complicaciones. La AMH, por lo tanto, es una hormona muy útil en el campo de la reproducción asistida; sin embargo, me gustaría hacer una pausa y aclarar un concepto. La AMH nunca nos informa sobre la fertilidad de la mujer. No es un marcador de la posibilidad de concepción natural ni un predictor de problemas de esterilidad en el futuro. 

Esto es importante porque niveles bajos de AMH pueden comprometer la capacidad del ovario para responder a un tratamiento de estimulación, pero no condicionan en absoluto la capacidad de la mujer para quedarse embarazada de forma natural. En ocasiones, las pacientes sienten que tener una AMH baja las condena a tener problemas reproductivos. Por lo tanto, el concepto más importante de la AMH que me gustaría transmitir es que no es un marcador de fertilidad espontánea, sino un indicador de la respuesta a la estimulación ovárica en tratamientos de fertilidad. Debemos ser cautos con su interpretación fuera de este contexto.

¿Cuáles son los tratamientos médicos para equilibrar los trastornos hormonales y mejorar las tasas de fertilidad?

Los trastornos hormonales pueden interferir significativamente con la fertilidad, pero afortunadamente existen varios tratamientos que pueden ser efectivos, dependiendo del origen del problema. Por ejemplo, en el caso del hipotiroidismo que mencionábamos anteriormente, es importante realizar un seguimiento adecuado y valorar si es necesario pautar tratamiento con levotiroxina, conocida como Eutirox, en las pacientes que lo requieran. En el caso de la insuficiencia ovárica precoz, se puede instaurar tratamiento con terapia hormonal sustitutiva para mejorar la salud ósea y cardiovascular de la mujer, así como su calidad de vida. Si la paciente busca embarazo y requiere un tratamiento con donación de óvulos, se puede preparar el útero para recibir el embrión utilizando estrógenos administrados de forma exógena, reemplazando el aporte hormonal que le falta. 

Otro trastorno hormonal común es el síndrome de ovario poliquístico, en el que las pacientes pueden presentar diversas alteraciones hormonales que condicionan ciclos irregulares o anovulatorios. En estos casos, el primer paso terapéutico, siempre será realizar cambios adecuados en el estilo de vida, como la alimentación y el ejercicio, que son dos pilares clave para la mejora de sus síntomas. Si, tras realizar estas modificaciones, persisten los ciclos irregulares, debemos valorar cada caso individualmente y determinar cuál es el tratamiento más adecuado, en función de la edad de la paciente y el tiempo de búsqueda gestacional, principalmente. 

Otro trastorno hormonal que puede afectar el ciclo menstrual es la hiperprolactinemia, que consiste en niveles elevados de prolactina. Este desequilibrio puede causar alteraciones que afectan al ciclo menstrual y a la ovulación. Una vez detectado, es necesario realizar una valoración endocrinológica global para prescribir el tratamiento adecuado que restaure los ciclos menstruales y la función ovárica. 

Estos son algunos de los trastornos hormonales más frecuentes. Será fundamental que cada tratamiento se adapte a las necesidades individuales de cada mujer y se realice bajo la supervisión de un especialista en fertilidad, quien podrá personalizar las opciones de tratamiento según el trastorno hormonal específico y las condiciones de salud de la paciente.

¿Cuál es el impacto del estilo de vida y los hábitos alimenticios sobre el equilibrio hormonal y la fertilidad?

El estilo de vida y los hábitos alimenticios tienen un impacto significativo en el equilibrio hormonal y la fertilidad, ya que influyen en diversos procesos metabólicos y hormonales clave para la función reproductiva. En definitiva, la frase 'somos lo que comemos' también aplica en reproducción asistida, ya que una dieta desequilibrada, rica en grasas saturadas, azúcares refinados y baja en nutrientes esenciales, como vitaminas y minerales, puede alterar la regulación hormonal, afectando la producción de hormonas reproductivas como estrógenos, progesterona y testosterona. El exceso de peso corporal, especialmente la obesidad, que cada vez es más frecuente en nuestra población, puede generar un aumento en los niveles de insulina y de hormonas como los andrógenos, lo que puede interferir con la ovulación y la función ovárica, aumentando el riesgo de condiciones como el síndrome de ovario poliquístico (SOP).

Por otro lado, la desnutrición o una ingesta calórica insuficiente puede reducir la producción hormonal, lo que podría llevar a irregularidades menstruales o incluso a la ausencia de menstruación (amenorrea). El consumo adecuado de antioxidantes, ácidos grasos esenciales y micronutrientes, como el ácido fólico, el zinc y el hierro, será crucial para mantener un ambiente hormonal saludable y optimizar la calidad ovárica y la espermática. Por ello en el periodo pre-concepcional deberemos prestar especial atención a recibir un aporte nutricional completo y equilibrado. Además, factores como el estrés crónico, el sedentarismo o el consumo excesivo de alcohol y tabaco también pueden alterar el equilibrio hormonal, afectando negativamente la fertilidad. Por ello, siempre recomiendo a todos mis pacientes adoptar un estilo de vida saludable, que incluya como base una dieta equilibrada y ejercicio físico regular y mantenerlo de por vida más allá del embarazo.

El equilibrio hormonal es un factor clave en la fertilidad, y gracias a los avances médicos y a un enfoque personalizado, es posible abordar muchos de estos desafíos. Agradecemos a la Dra. Pilar Carrillo por compartir su conocimiento y aportar claridad sobre este tema tan relevante para quienes buscan cumplir su deseo de ser padres.

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