Más allá de la genética: el papel clave de la madre gestante en la ovodonación

31 / 07 / 2025

Tradicionalmente, se había considerado que los hijos heredaban los rasgos y características exclusivamente a través de los genes de sus progenitores. No obstante, la ciencia ha desvelado que la expresión de los genes es regulada por procesos epigenéticos que, especialmente durante el embarazo, pueden ser modulados por factores ambientales y emocionales de la madre. De esta manera durante la gestación, la madre puede influir en aspectos clave del desarrollo físico y emocional y la salud del bebé.

Esto es especialmente relevante para las personas que recurren a tratamientos de reproducción asistida como la ovodonación.

Epigenética, más allá de la genética

La epigenética estudia las modificaciones que se dan en la expresión de los genes sin que haya cambios en la secuencia del ADN. Estas modificaciones vienen moduladas por factores ambientales, el estrés, los hábitos, la dieta o la salud general, que pueden activar o desactivar determinados genes e influir en el desarrollo del bebé.

Durante el embarazo, la madre gestante puede influir en cómo se expresan los genes de su futuro hijo a través del ambiente uterino. Cuando se produce la implantación del embrión, el endometrio segrega un líquido que contiene nutrientes y factores de crecimiento que el embrión necesita para desarrollarse y adherirse al endometrio. Además, el líquido endometrial contiene pequeñas moléculas de ácido ribonucleico mensajero (ARNm) y otras moléculas secretadas por la madre que interactúan con el embrión y producen cambios en la expresión de los genes. De esta forma, a través de señales bioquímicas, hormonales y celulares, la madre gestante proporciona las condiciones necesarias para el crecimiento fetal, modulando así la expresión de genes claves en el desarrollo neurológico, inmunológico y metabólico del bebé.

Por lo tanto, las mujeres que recurren a la ovodonación, tienen una participación decisiva en el desarrollo genético del embrión y en cómo será su hijo, aunque no comparta sus genes.

Superar el duelo genético

La donación de óvulos es un tratamiento de reproducción asistida que permite a muchas mujeres que no pueden tener hijos con sus propios óvulos conseguir la maternidad. En la ovodonación, los genes del futuro hijo provienen de la donante de óvulos y del padre o de un donante de semen . Por lo tanto, recurrir a óvulos de una donante supone renunciar a la herencia genética, lo que puede causar frustración y un sentimiento de pérdida que se conoce como duelo genético.

El duelo genético es el proceso emocional que algunas personas experimentan en el contexto de la reproducción asistida al aceptar que no transmitirán sus genes a su hijo. Sin embargo, comprender el papel de la epigenética puede ayudar a superar este duelo genético.

Aunque la madre gestante no aporta el óvulo, y por lo tanto su material genético, durante el embarazo esta puede producir cambios en la epigenética, influyendo en las características que tendrá el bebé a través del ambiente en el que se desarrolla el feto. Una correcta alimentación y unos hábitos de vida saludables de la madre gestante pueden ayudar al desarrollo cognitivo y emocional del bebé, así como a prevenir la aparición de ciertas enfermedades.

Desde el momento de la implantación y durante toda la gestación se establece un vínculo entre la madre y el embrión que va más allá de la genética. Este vínculo favorece el apego emocional con el futuro bebé, que en madres por ovodonación es comparable al de mujeres que conciben con sus propios óvulos.

Comprender la importancia de la gestación y de la influencia del ambiente uterino en el desarrollo del bebé puede ayudar a aliviar el duelo genético de los futuros padres y disipar las dudas sobre la posibilidad de sentir al hijo como propio.

Vínculo materno más allá de los genes

La epigenética es un puente entre la genética y el entorno, que demuestra cómo el vínculo materno influye en el desarrollo y la salud del bebé independientemente de la transmisión genética. 

Tomar consciencia de la importancia del proceso de la gestación, así como de la influencia de la salud, los hábitos y las emociones de la madre gestante en el desarrollo del bebé, reafirma el valor de la maternidad más allá de los genes.

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