La implantación del embrión es uno de los pasos más importantes durante los tratamientos de reproducción asistida . Sin embargo, incluso cuando se selecciona un embrión con la dotación cromosómica adecuada, lo que se conoce como blastocisto euploide, la implantación puede no tener éxito.
Existen factores adicionales, más allá de la calidad genética del embrión, que influyen en el proceso de implantación.
Calidad del endometrio y su receptividad
El endometrio es la capa interna del útero donde se produce la implantación y el desarrollo embrionario. Para que el embrión se implante con éxito, el endometrio debe estar en las condiciones óptimas para recibirlo. En el periodo de máxima receptividad, conocido como “ventana de implantación”, el endometrio experimenta cambios estructurales y moleculares que facilitan la adhesión del embrión.
Los desequilibrios hormonales, las anomalías estructurales o una respuesta hormonal anormal pueden afectar a la receptividad endometrial e impedir la implantación incluso de embriones de buena calidad.
Para que se produzca una implantación exitosa, debe existir una sincronización precisa entre el desarrollo del embrión y la preparación del endometrio. En casos de fallos de repetidos de implantación con blastocistos euploides, puede ser útil realizar pruebas diagnósticas como el test ERA (Endometrial Receptivity Array), que mide la expresión de los genes asociados a la receptividad endometrial y permite establecer la ventana de implantación de manera precisa.
Repuesta inmunológica y microbiota uterina
El sistema inmunológico materno juega un papel fundamental durante la implantación del embrión, ya que debe tolerar al embrión y, al mismo tiempo proteger al organismo de posible patógenos. Un desequilibrio en la respuesta inmunológica puede llevar al rechazo del embrión.
Por otro lado, la microbiota uterina, compuesta por microrganismos presentes en el útero, influye en la salud endometrial. Una composición alterada de esta microbiota, conocida como disbiosis, se ha asociado a fallos de implantación y pérdidas gestacionales.
En esto casos, la realización de los test EMMA (Endometrial Microbiome Metagenomic Analysis), que analiza la composición bacteriana del endometrio, y ALICE (Analysis of Infectious Chronic Endometritis), que detecta infecciones crónicas del endometrio, pueden ayudar a identificar desequilibrios e infecciones. Esto permite a los especialistas de reproducción asistida pautar tratamientos específicos antes de iniciar el proceso de FIV .
Selección y preparación del embrión
Aunque la evaluación genética es muy importante, también deben evaluarse con precisión aspectos morfológicos y de desarrollo del embrión. Por ello, el papel del embriólogo es fundamental tanto en la selección de embriones con mayor potencial de implantación como en la preparación del entorno adecuado para favorecerla.
Además, técnicas innovadoras como la eclosión asistida o el uso de herramientas avanzadas para la selección de embriones, como la tecnología iDAScore, contribuyen a mejorar las tasas de implantación.
Importancia de un enfoque integral en el tratamiento de fertilidad
Para maximizar la probabilidad de una implantación exitosa, es esencial adoptar un enfoque integral que contemple tanto la calidad embrionaria como la salud y preparación del endometrio. Esto implica una evaluación detallada de factores hormonales, inmunológicos y microbiológicos, así como la implementación de estrategias personalizadas basada en las necesidades específicas de cada paciente.
La selección de un blastocisto euploide mediante el diagnóstico genético preimplantacional es un gran avance en los tratamientos de reproducción asistida. Sin embargo, el éxito de la implantación depende de múltiples factores. Una visión integral del procesos y una atención personalizada son claves para mejorar las tasas de embarazo durante los tratamiento de fertilidad.
Dra. Cristina Guix
Ginecóloga experta en fertilidad en Barcelona IVF