Perder un embarazo, sea en etapas tempranas o más avanzadas, es una experiencia profundamente dolorosa. No solo supone un golpe físico para el cuerpo, sino que también deja una herida emocional que requiere tiempo, comprensión y acompañamiento para sanar.
Un duelo silenciado, pero muy real
La pérdida gestacional, especialmente en las primeras semanas, a menudo se vive en silencio y con una profunda sensación de soledad. Muchas mujeres sienten que su dolor no es comprendido, como si la ausencia de un bebé visible restara importancia a su pérdida. Sin embargo, el vínculo materno comienza mucho antes del nacimiento del bebé, y, cuando este proyecto de vida se interrumpe, el dolor es real, intenso y merece ser reconocido.
Cada persona vive este duelo de forma diferente. Algunas necesitan hablarlo y compartirlo y, por el contrario, otras prefieren el recogimiento. No hay una única manera de transitarlo, pero sí es importante permitirnos sentir, sin juzgarnos, todo lo que venga: tristeza, culpa, rabia, miedo o confusión.
Cuidar el cuerpo también es parte del proceso
Una pérdida gestacional puede requerir seguimiento médico para asegurar que el cuerpo se recupere adecuadamente. Dependiendo de la causa y del momento en el que se haya producido, puede necesitarse pruebas complementarias, reposo o incluso tratamiento hormonal. Escuchar al cuerpo, darle tiempo y apoyarse en el equipo médico es clave para una recuperación completa.
¿Cómo seguir adelante después de una pérdida?
Tomarse el tiempo necesario para procesar lo vivido no significa renunciar al deseo de ser madre. Una vez que el cuerpo se ha recuperado y el duelo emocional comienza a cicatrizar, puede ser buen momento para valorar los siguientes pasos en el camino hacia la maternidad.
En estos casos, es habitual realizar una consulta médica para analizar posibles causas, descartar factores de riesgo y, si es necesario, diseñar una estrategia personalizada para futuros intentos. En mujeres que han tenido varias pérdidas, se recomienda realizar una evaluación integral que incluya, entre otros, estudios genéticos, inmunológicos y hormonales, de la pareja. Asimismo, la utilización de técnicas como la fecundación in vitro (FIV) puede mejorar las opciones de conseguir un embarazo.
Acompañamiento médico y emocional: una parte esencial del proceso
Nadie debería atravesar este proceso solo. En Barcelona IVF creemos firmemente en un enfoque integral, que acompañe tanto la salud física como la emocional. Por eso, tras una pérdida, ofrecemos un seguimiento médico cercano y, si la paciente lo desea, apoyo psicológico especializado en reproducción asistida .
Aunque el camino puede estar lleno de incertidumbre, recuerda que no estás sola. Con apoyo médico y emocional, es posible reconstruir la esperanza y retomar tu proyecto de maternidad cuando te sientas preparada.
Dra. Cristina Guix
Ginecóloga experta en fertilidad en Barcelona IVF