La calidad del semen, evaluada a través del seminograma, es un indicador crucial de la fertilidad masculina. Uno de los aspectos fundamentales de esta prueba es la movilidad espermática. En este blog exploraremos en detalle qué implica la baja movilidad de los espermatozoides y cómo podemos abordar este desafío en el camino hacia la paternidad.
Entendiendo la movilidad espermática reducida
La capacidad de los espermatozoides para fecundar, evaluada con el seminograma, se mide no solo por la cantidad mínima necesaria (contaje de espermatozoides) sino también por su motilidad y vitalidad, que influyen directamente en la fertilidad. El seminograma es una herramienta esencial donde se analizan diversos parámetros en cuanto a morfología y funcionalidad de los espermatozoides, entre ellos la movilidad espermática, lo que permite evaluar la fertilidad masculina. Este factor es crucial para que tenga lugar la fecundación.
Es importante comprender los tipos de movilidad espermática, ya que esta determina la capacidad de los espermatozoides para avanzar y alcanzar el óvulo. Puede ser de cuatro tipos, de mayor a menor movilidad:
- Movilidad tipo A o de grado 3: cuando la movilidad de los espermatozoides es progresiva, rápida y en línea recta.
- Movilidad tipo B o de grado 2: cuando la movilidad de los espermatozoides es progresiva pero lenta.
- Movilidad tipo C o de grado 1: cuando la movilidad de los espermatozoides es lenta y sin desplazamiento (no se observa progresión, los espermatozoides se mueven en la misma posición).
- Movilidad tipo D o de grado 0: cuando los espermatozoides están estáticos o inmóviles, pudiendo estar vivos o muertos.
Cuando hablamos de movilidad seminal reducida o astenozoospermia puede haber diferentes causas implicadas como factores genéticos, el síndrome de Kartagener, o incluso debido a la abstinencia sexual prolongada.
¿Cómo podemos mejorar la calidad espermática?
Dependiendo del caso, la vitalidad y la movilidad del esperma, relacionada con su capacidad para permanecer activo y funcional, puede mejorarse prestando atención a los hábitos de vida, como por ejemplo evitando el consumo de alcohol y aportando alimentos ricos en antioxidantes. En caso de que no pueda mejorarse por estos medios, se puede recurrir a los métodos de reproducción asistida .
Cuando existe baja movilidad, la inseminación intrauterina (IUI) puede ser una opción para conseguir el embarazo, ya que permite que los espermatozoides sean colocados directamente en el útero. Para casos que representan un mayor desafío, existen otras técnicas como la técnica de microinyección espermática (ICSI) que ofrece una solución, ya que se inyecta el espermatozoide directamente en el óvulo.
En resumen, la baja movilidad de los espermatozoides no es una sentencia definitiva para las parejas que deseen lograr un embarazo. Como hemos visto, con enfoques adecuados, desde cambios en el estilo de vida hasta técnicas avanzadas de reproducción asistida, se pueden superar estos desafíos, prestando atención a cada caso. Si tienes problemas de fertilidad y crees que pueden deberse a problemas de movilidad espermática, es fundamental que trates de abordarlos con el apoyo de los profesionales especializados que puedan aconsejarte sobre la mejor solución para tu caso.