La implantación embrionaria es el proceso por el cual el embrión se adhiere al endometrio. A partir de ese momento se inicia la gestación y el embrión continuará su desarrollo creciendo y formando también la placenta, el órgano que lo alimentará durante 9 meses.
Embrión y endometrio
El embrión humano implanta en estadio de blastocisto, cuando tiene entre 6 y 7 días de vida y la forma de una pelota de unas 200 células. El endometrio, la capa interna del útero, ha ido engrosándose durante los primeros 15 días del ciclo menstrual hasta adquirir un grosor óptimo entre 6 y 10 milímetros.
Para que el embrión implante con éxito y se produzca una gestación es necesario un “diálogo” molecular estrecho entre el embrión y el endometrio. Para ser capaz de comunicarse, el embrión debe ser un embrión de buena calidad. El óvulo fecundado ha logrado llegar al estadio de blastocisto y eclosionado de la membrana que lo recubre.
A su vez, el endometrio debe ser receptivo, es decir, debe ser capaz de reconocer el embrión y favorecer su nidación. La receptividad el endometrio viene guiada por el ciclo menstrual, es decir, el endometrio solo estará receptivo unos pocos días, lo que se conoce como la ventana de implantación.
En caso de seguir un tratamiento de reproducción asistida, los embriólogos seleccionarán el embrión con mejor pronóstico de implantación para la transferencia embrionaria. Por su parte, el equipo médico pautará el tratamiento hormonal para la correcta preparación endometrial.
Las fases de la implantación
La implantación consta de varias fases en las cuáles este diálogo molecular se va modulando y en el que intervienen tanto factores hormonales como el sistema inmune. Primero se produce la aposición, cuando el embrión se asienta en el endometrio. Una vez colocado correctamente, se produce la adhesión, donde las células embrionarias y endometriales entran en contacto estrecho. Finalmente, llega la invasión, cuando las células embrionarias desplazan las células epiteliales del endometrio e invaden el tejido subyacente.
Síntomas de la implantación
La implantación marca el inicio de la gestación. Se empezará a sintetizar la hormona beta-hCG que es la hormona que se detecta en la prueba de embarazo. Aunque es posible que la mujer note los primeros síntomas del embarazo, hay muchas mujeres que aún no notan ningún síntoma durante estos primeros días, aunque estén embarazadas.
Unos de los posibles síntomas es el sangrado de implantación. Este puede producirse en el momento en que el embrión invade el endometrio. Durante este proceso se remodelan pequeños vasos sanguíneos del endometrio para conectarse con el tejido embrionario y formar en un futuro la placenta. No supone ningún riesgo para el embarazo y su ausencia tampoco excluye una gestación.