La transferencia embrionaria es un procedimiento utilizado en las técnicas de reproducción asistida que suele generar muchas dudas como, por ejemplo, ¿qué diferencia existe entre la transferencia embrionaria en fresco o congelado? A continuación, hacemos un breve repaso sobre las cuestiones más frecuentes.
Pasos previos a la transferencia embrionaria
En tratamientos de fertilidad, la fecundación del óvulo se lleva a cabo en el laboratorio. Este paso se puede hacer mediante la FIV convencional, la microinyección espermática (ICSI) o la inyección intracitoplasmática de espermatozoides morfológicamente seleccionados (IMSI).
De la fecundación en el laboratorio se obtendrán los cigotos que, a medida que se vayan desarrollando, se convertirán en embriones. Una vez tenemos los embriones, se deberán colocar en el útero de la mujer, lo que conocemos como transferencia embrionaria. Este procedimiento se ejecuta en unos días concretos del ciclo en los que nos aseguramos la receptividad del endometrio, factor clave para el éxito de la implantación.
¿Qué tipos de transferencia embrionaria existen?
A nivel general, hablamos de dos tipos de transferencias: en fresco o congelado. La transferencia en fresco es aquella en la que los embriones generados son transferidos en el mismo ciclo en el que se ha hecho la estimulación y la punción ovárica. Por el contrario, si no se ha realizado la transferencia en el mismo ciclo, los embriones se congelan y almacenan para hacer lo que llamamos transferencia diferida o criotransferencia. En este último caso, puede haber embriones que no superen el proceso de congelación y descongelación y, por tanto, no sobrevivan. Por esta razón, aunque las tasas de éxito de las transferencias de embriones congelados son buenas, intentamos optar por la transferencia de embriones en fresco siempre que sea posible.
¿Cómo es la transferencia de embriones?
La introducción de los embriones en el útero materno es un procedimiento que debe ser preciso. Tiene una duración aproximada de 10-15 minutos y se realiza en el quirófano sin anestesia. Esta intervención empieza con la paciente en posición ginecológica y, acto seguido, se introduce la cánula de transferencia dentro del endometrio junto con una ecografía para garantizar la ubicación perfecta del catéter. Una vez el ginecólogo o la ginecóloga llegan al lugar exacto, disparan los embriones. Este disparo se observa en la ecografía como si fuera un destello de luz.
¿Duele?
Generalmente, no es una intervención dolorosa, sino más bien molesta. No obstante, si el especialista tiene dificultades en introducir el catéter por el cérvix, sí puede resultar doloroso para la paciente. En estos casos, procedemos a cambiar el tipo de catéter para facilitarlo.
¿Se requiere medicación para la transferencia embrionaria?
En muchas ocasiones, antes y después de la transferencia se debe administrar medicación hormonal con el objetivo de preparar el endometrio para la implantación del embrión y favorecer el desarrollo embrionario. En el caso de ser necesaria, hablamos de ciclo artificial. Por el contrario, en algunas pacientes podemos usar las propias hormonas (estrógenos y progesterona) producidas en el ciclo menstrual y serán ellas las encargadas de preparar el endometrio. Esto se conoce como ciclo natural.
¿Existe la posibilidad de que se cancele?
Sí, en algunos casos se debe cancelar la transferencia de embriones. Esto puede suceder porque el endometrio no está preparado para la implantación o porque no se ha logrado el desarrollo de ningún embrión. La ausencia de embriones puede deberse a un fallo de fecundación o a que, por alguna alteración genética, se detiene el desarrollo embrionario.