Mas allá de una efectividad médica y una profesionalidad que se presupone imprescindibles en todos los casos, hay unos elementos básicos que muchos centros descuidan y que nos resultan tan importantes como los protocolos a los que nos sometemos:
- Las personas. Un equipo médico que nos trate como personas, que nos escuche, que resuelva nuestras dudas y que adquiera en cierto modo un compromiso de seguimiento personalizado de nuestro caso. La seguridad emocional es vital: que sea siempre el mismo facultativo el que sigue nuestro tratamiento, la misma persona con la que hablamos, la que resuelve las dudas previas y aquellas que van surgiendo durante el proceso. Encontrarte ese rostro en todos los pasos desde el primero hasta el último sin reservas y siendo absolutamente accesible. Olvidar la faceta altiva del médico “ por encima del bien y del mal” y que aparezca un ser humano que mediante su labor, mediará entre la medicina y nuestro deseo de ser padres, del modo más eficiente.