Hay quien utiliza el método de la temperatura basal para determinar cuáles son sus días fértiles y, por tanto, cuáles son los más adecuados para lograr el embarazo. Por eso, no es raro que las parejas que deseen tener un hijo estén interesados en saber cómo medir la temperatura basal.
La temperatura basal durante el ciclo
El ciclo endometrial de la mujer se divide en dos partes, la fase proliferativa y la fase secretora:
Durante la fase proliferativa se produce la estimulación en los ovarios para que se desarrolle el folículo que va a ovular en ese ciclo. Además, los estrógenos producidos por el ovario van a estimular el endometrio para que comience a desarrollarse y a aumentar su grosor.
Cuando un folículo alcanza el tamaño adecuado se produce la ovulación. A partir de la ovulación pasaremos a la fase secretora del endometrio. En la fase secretora, el endometrio se prepara para recibir al embrión. Esto ocurre como consecuencia de la producción de progesterona por parte de los ovarios a partir de la ovulación.
La acción de la progesterona sobre el endometrio es muy importante porque provoca los cambios necesarios para abrir la ventana de implantación, es decir, que el endometrio pase a ser receptivo para el embrión y así se pueda implantar. La ventana de implantación tiene una duración limitada por lo que si el embrión no llega a la cavidad endometrial en el momento correcto ya no se producirá la implantación. Por este motivo, si no hay embarazo, el endometrio se descama en forma de regla y vuelve a comenzar todo el proceso.
Temperatura basal, ¿un método adecuado?
La temperatura basal ha sido un método clásico para evaluar la ovulación de la mujer. Se basa en que la producción de progesterona tras la ovulación induce un aumento de la temperatura local. En las gráficas de control de temperatura basal se puede observar como esta es constante durante la primera fase del ciclo y como se produce un incremento significativo a partir de la ovulación.
La medición de la temperatura basal es un método engorroso y en desuso. Por eso no está indicado en ningún caso hacerlo en la actualidad. Parámetros como el ritmo menstrual o la determinación de progesterona en fase lútea son los métodos diagnósticos más útiles y sencillos si queremos evaluar la ovulación de una mujer.