Las primeras pruebas de embarazo en orina datan de la época de los egipcios. Las mujeres orinaban sobre semillas de trigo y cebada, y si éstas germinaban se consideraba que la mujer estaba embarazada. Además, dependiendo de si germinaba el trigo o la cebada, los egipcios determinaban si el feto era niño o niña. Evidentemente estas primeras pruebas no tenían valor científico, ya que la hormona que permite el diagnóstico del embarazo, la HCG, no tiene valor fertilizante. Esta hormona, descubierta en 1930 por Collip, es la que en la actualidad detectan los test de orina. Las primeras pruebas de orina modernas que usaban niveles hormonales para detectar el embarazo datan de 1928, cuando Ascheim y Zondek inyectaban orina a las ratas y luego las sacrificaban para ver el tamaño de sus ovarios. Si estaban aumentados de tamaño había un 98% de posibilidades de que la mujer estuviera embarazada. En 1931 Friedman sustituyó las ratas por conejas, sólo porque éstas eran más baratas. El test de Hogben o test de la rana se introdujo a mediados de los años 30 en Sudáfrica. En este caso la orina de la potencial embarazada sólo hacía que los sapos expulsaran sus huevos y no había necesidad de sacrificarlos. Este test no tenía falsos positivos (es decir no decía que estabas embarazada si no lo estabas) aunque sí falsos negativos. Este test fue el habitual hasta la década de los 60, cuando se introdujeron los test inmunológicos que han dado lugar a los actuales kits domésticos.
¿Sabías cómo se hacían las primeras pruebas de embarazo en orina?
30 / 09 / 2019
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