La edad, sobre todo la femenina, es uno de los factores que más incide en la infertilidad.
Nos sorprende esta relación, ya que nos autopercibimos jóvenes, preparados para tener hijos, consideramos que es un buen momento personal, madurativo y sobre todo que estamos sanos para ello.
Concepto de vejez
Socioculturalmente, el concepto de “vejez”, “ser mayor” ha cambiado de rango. En la actualidad, nos preocupamos mucho más de nuestros cuerpos, tanto en relación al bienestar, como a la salud de los mismos. Es por ello, que cuando el ginecólogo relaciona la infertilidad con el “tener más edad de la adecuada para reproducirse sin problemas” o “ser mayor para concebir de manera espontánea” o “ser la edad la causa de nuestra infertilidad”, nos cuesta mucho asimilarlo.
¿Infertilidad es enfermedad?
Asociamos la infertilidad a enfermedad y sin embargo nos sentimos sanos. “¿Por qué mi función reproductiva no me responde igual que yo me siento?”
Lamentablemente, nuestros ovarios pierden capacidad reproductiva a partir de los 35 años y sin embargo en la actualidad, es el momento más común para empezar a intentarlo. Esto no quiere decir que con 35 años no podamos tener hijos, esto sería terriblemente alarmista, pero si que poco a poco, con el pasar de los años, nos encontraremos con más dificultades para concebir sin problemáticas asociadas. No será lo mismo a nivel reproductivo 35 que 40 años. La reserva ovárica empieza a ser baja y/o la calidad de los óvulos no es adecuada.
¿De quién es la cupa?
No podemos culpar a nada ni a nadie, no hemos hecho nada malo, simplemente hay partes del cuerpo que dejan de funcionar tan correctamente cómo lo hacían y en unas personas, antes que en otras. A modo de ejemplo, hay personas que pierden capacidad visual o auditiva igual que otras perdemos capacidad reproductiva. Es un problema médico.
Infertilidad: problema médico
Si es nuestro caso, quizá podríamos centrar nuestros esfuerzos en :
- Aceptar la nueva situación (con el debido tiempo y la adecuada información para ello)
- Buscar nuevas alternativas y valorarlas
- Reorganizar prioridades
- Luchar por aquello que quiero.
Psicológicamente es una de las causas de infertilidad que más nos cuesta aceptar, sintiéndonos a menudo muy culpables, por pensamientos del tipo: “por qué no me decidí antes”, “no nos poníamos de acuerdo”, “lo retrasé por trabajo”., etc. El pasado no lo podemos cambiar, pero si nuestro futuro.