En términos generales un embarazo conseguido tras un tratamiento de reproducción asistida tiene más riesgos que uno conseguido de forma natural. Esto se debe principalmente a tres motivos:
- Las pacientes con problemas de esterilidad tienen una edad superior a las pacientes que gestan de forma natural
- Existen más embarazos múltiples, que conllevan un riesgo superior al embarazo único
- El problema que causa la esterilidad puede en ocasiones suponer también un mayor riesgo de problemas durante el embarazo.
Ningún estudio hasta la fecha ha podido demostrar que el uso de técnicas de reproducción asistida en sí mismo sea motivo de un mayor riesgo de problemas obstétricos.
Embarazo, disminuir los riesgos
Por eso, para minimizar los riesgos del embarazo, es responsabilidad del equipo médico mirar más allá de la prueba de embarazo positiva e intentar que la mujer quede embarazada en las mejores condiciones de salud posibles. Esto suele conllevar conseguir un peso adecuado, estabilizar problemas hormonales como los de la tiroides o abandonar el uso de tóxicos por ejemplo.
Edad
En cuanto a la edad no existe un límite a partir del cual la mujer no pueda embarazarse. Es cierto que los riesgos aumentan conforme mayor es la paciente, pero este aumento es de forma progresiva e individual y se da igualmente entre las que gestan de forma natural como entre las que lo consiguen con ayuda.
Controles
Por eso la mayoría de las veces el control de los embarazos conseguidos tras un tratamiento de reproducción asistida se realiza de la misma forma que en los embarazos naturales. Es evidente que una mujer con gemelos o de mayor edad puedan tener mayores riesgos, pero como hemos dicho, estos no vienen determinados por la forma en la que se ha conseguido el embarazo.
Parto
Algo que sí que es cierto es que la tasa de cesáreas es mayor tras un tratamiento de fertilidad. Este aumento viene determinado tanto por la mayor edad de las pacientes, que tienen más problemas para un parto vaginal, como por el considerar estos fetos como muy valiosos por las circunstancias en que se han conseguido, lo que muchas veces condiciona una conducta más activa por parte del ginecólogo si el parto no es fluido.