Es una de las estaciones favoritas por muchos y precisamente es en verano cuando también se produce un aumento del porcentaje de éxito en los tratamientos de fertilidad. La razón es bastante sencilla y tiene que ver con la reducción del estrés por vacaciones, la vitamina D del sol y la ruptura de la rutina en las relaciones sexuales que pueden mejorar los intentos de embarazo. Así que, si tu objetivo es quedarte embarazada, la estación estival puede ser tu gran aliada para aumentar las posibilidades de embarazo.
El estrés y las posibilidades de embarazo
Numerosos estudios publicados en revistas científicas en materia reproductiva demuestran que el estrés afecta de manera significativa a la fertilidad y reduce las posibilidades de embarazo natural, e incluso cuando la misma recurre a técnicas de reproducción asistida. En los hombres, un alto nivel de estrés causa también un impacto negativo en la concentración, el número y la movilidad de los espermatozoides.
Afortunadamente, estos efectos negativos son reversibles. Disfrutar de un período de vacaciones, la relajación de horarios y la consiguiente bajada de los niveles de estrés, hacen que sea más sencillo conseguir el embarazo.
El estrés y las obligaciones de la vida cotidiana hacen también mella en las relaciones sexuales de muchas parejas. Obviamente, esto conlleva unas menores probabilidades de embarazo. Romper la rutina, relajarse y hacer actividades distintas en verano pueden aumentar la libido e incrementar la cantidad y la calidad de las relaciones sexuales.
El sol, aliado de la fertilidad
En verano aumentan las horas de luz y, según algunos estudios, los principales agentes reguladores de la capacidad reproductiva en función de la luz solar son la melatonina y la Vitamina D.
La melatonina es una hormona que afecta al eje hipotalámico hipofisario gonadal, que es el responsable del ciclo menstrual. Su secreción varía en función de las horas en las que una persona está expuesta a iluminación. Su síntesis es inhibida por la luz y estimulada por la oscuridad, por lo que la reducción de los niveles de melatonina propia del verano se asociada con una regulación en el ciclo menstrual e incluso con el favorecimiento de la ovulación.
El sol también es una de las principales fuentes de vitamina. Gracias a los rayos ultravioleta, el cuerpo humano puede sintetizar vitamina D que regula los procesos reproductivos, tanto en hombres como en mujeres, ya que facilita la ovulación, así como el transporte del óvulo por las trompas de Falopio e incluso la fecundación.
Teniendo en cuenta estos factores, cualquier pareja que esté buscando ser padres puede ver cómo aumentan las posibilidades de embarazo durante el periodo vacacional estival. Las parejas que se someten a un
proceso de fertilidad pueden beneficiarse de este contexto facilitador y además no tendrán que preocuparse por compatibilizar los tratamientos con su agenda laboral, algo que generalmente puede producir cierto estrés.